Preguntas
y dudas se me ocurren cuando veo y escucho las declaraciones de los gobernantes
venezolanos, presidente incluido. Desde hace muchos años no sentía la necesidad
de aclarar mis palabras y excusar a los que me rodean diciendo que es a modo
personal y singular que pregunto. Se hace difícil hablar de política cuando se
siente, seguro esa sensación es solo mía, cuando se siente que si uno es un
opositor de algún gobierno socialista o alguno de izquierda se es tachado de
enemigo, ignorante, golpista. Efectos de la división política de un país.
En
Colombia lo hemos vivido, no es posible decir en un bar que uno apoya las
posturas políticas de la guerrilla, o que se es de izquierda. Guerrilla en Colombia
es sinónimo de narcos y asesinos, una desfiguración que la guerrilla Colombiana
logró hacer de eso de ser guerrillero, cosa que al parecer solo pasa en
Colombia.
"Una
sumisión completa, aún cuando sea enterada, a las posiciones propiamente
subjetivas del enfermo"
Lacan, J.
"De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis", Esc. 2
El encuentro directo con el decir
"loco", "psicótico", me fue pareciendo muy distinto a lo
que había escuchado sobre los locos en mi formación académica. Ese casi temor
con el que había que acercarse a la psicosis, desde lo imperioso de un
diagnóstico diferencial para no provocar su desestabilización, movilizando un
brote desde alguna interpretación, dada su incapacidad de metaforizar, de hacer
chistes, etc. Una lista enorme e inacabable de "no", que me
dificultaba ubicar ahí, en esa lectura deficitaria, algo de escucha a su decir,
a la singularidad además con la que se presenta cada uno de éstos, y de poder
entrar en el juego, y no sólo catalogarlo desde afuera y observarlo como en un
museo, como algo sin vida. El darle vida se evidencia en el equívoco al que el título del libro nos remite, MALDECIR, en tanto imposibilidad estructural de un bien decir, siendo condición del psicoanálisis poner a jugar diversas aproximaciones conceptuales desprendidas al hacer clínica de la experiencia analítica, estando más bien del lado de la transmisión en ese sentido, y no de una enseñanza de certezas. Por otro lado, el carácter performativo de maldición, conlleva en si mismo el movimiento propio del acto, pues es un decir que en si mismo, al enunciarse, tiene la dimensión de acto. En el momento de mal/decir se mal/dice, que en este caso es un decir que llama al mal, y que involucra a un otro que maldice, que condena, marcando una suerte de destino que pareciera escapar al sujeto. Ahí es donde el analista, viene a escuchar este mal decir de cada paciente, pues no hay un para todos, un bien decir, y a su vez posibilita un hacer con eso mal dicho, con esa especie de destino que se moviliza desde su componente azaroso, contingente, puesto en juego en cada encuentro analítico.
Este texto justamente me llevó a
encontrarme con el cuestionamiento en relación al lugar que le otorgamos al
decir del psicótico, las consecuencias de comprender la psicosis desde el "no hay", y desde ahí pretender dar lugar a cierta singularidad. Vislumbrar las posibilidades de escucha y lectura que permite
"el considerar al psicótico como alguien que habla una lengua extranjera,
lo cual es evidentemente distinto a decir que no habla o que no puede hacer
nada con lo que dice" (Leibson, p. 17). Una posibilidad de ir más allá del "no opera el nombre del padre", y su consecuente limitación a un listado de lo que no tiene en relación a la neurosis.
Les dejo una invitación a adentrarse
en una lectura riquísima en abrir y reabrir polémicas a este respecto, siendo
mi hilo personal desde el que estoy recorriendo este viaje, el cuestionarme
desde el "si hay" de la psicosis, de su decir, el abrirme la pregunta
por lo que lo moviliza, específicamente en este encuentro "delirante"
que se vive en la experiencia analítica, atreviéndome a preguntarme
por su deseo, y no cerrando este cuestionamiento de antemano desde un "no
hay" que limita y ensordece. El libro recorre estas polémicas desde los
ejes de la transferencia, el cuerpo y el significante, abriendo posibilidades
de encuentro, "si estamos dispuestos a dejarnos enseñar. O sea, a dejarnos
sorprender por el extravagante extranjero que nos formula una pregunta (aunque
a veces esa pregunta amenace con derrumbar todo el edificio). Si podemos
considerar lo que si hay en el decir psicótico" (Leibson,
p. 19)...Vale la pena la apuesta, en tanto a mi parecer, desmomifica, poniendo en
movimiento más allá de las construcciones dogmáticamente establecidas, y eso se
agradece!!
“Por
lo tanto me es necesario explicar mis recientes
revelaciones espirituales a fin de que puedan ustedes
entender el por qué de mi
comportamiento.”
Daniel P. Schreber
Las “Memorias de un enfermo de
nervios” ¿De qué habla? ¿De unas memorias o de una enfermedad? Son los escritos de una experiencia que en efecto relatan hechos subjetivos y no de una enfermedad, hay que
puntualizar, no es una denegación, es cuestión de la oración. Si leemos una
portada que dice “Memorias de un analista” esperamos que hable de unas memorias
de una función y no de otra cosa, en efecto, para cada lector, quien escribió las memorias devendrá,
en suspensión, escritor o analista u otra cosa; pero ese que advino para cada lector no es el escritor que escribió
unas memorias, es el que devino efecto de una producción. ¿Hace falta dejar identificado al Dr. Schreber con el adjetivo que calificó al estado de la narración de sus memorias? Esa es una operación de cada lector...
Alberto Sladogna en su artículo
dice que “hemos cometido una cantidad de abusos “psi” encubiertos con términos de
psicopatología… y de un saber simbólico…”, aquí una cuestión a la que quiero
apuntar pues, si el abuso es en relación al campo psi por esa fijada terminación
que los lectores hacemos para con el escritor [en suspensión (es decir que no está dado de antemano sino en efecto de una producción)] para hacer
entrar en unas series psicopatológicas del conocimiento la suscripción de “un
enfermo de nervios” y así ejercer ese “abuso” ya no solo frente al autor -efecto
de una experiencia y en tanto escritor de unas memorias- sino frente al
significante. Echemos mano pues de un efecto movilizador, y es que, en el siglo
XX emergieron producto de la barbarie civilizadora: los testimonios.
El testimonio es un tema que se
ha desarrollado en diversas disciplinas y en el psicoanálisis, pero que me
parece ha dejado fuera a ciertas figuras y la del Presidente de la Corte de
Apelaciones de Dresde Dr. Daniel Paul Schreber es una de ellas. Giorgio Agamben
(1998) nos dice acerca del testigo que “hace referencia a alguien que ha vivido
una determinada realidad, ha pasado hasta el final por un acontecimiento y está,
pues, en condiciones de ofrecer un testimonio de ello”, la posición de testigo y
relatar un testimonio –objeto- ¿acaso no va afín con la dimensión de un Presidente
de la Corte? Aparte de ello, el relato de unas memorias de una experiencia –como
lo muestra la bibliografía del el s. XX- hacen de ese relato, un testimonio.
Una operación de saber y verdad
hay en esas narraciones. Un testimonio
intencional, con una intención para algo, hacia alguien, hacia un Otro bajo la manera de reportar un hecho
introduce dos cosas: un principio de credulidad (de quien le escucha, de quien le lee) y
la posibilidad de la mentira (pudiendo encontrar cabida allí). En un testimoniar para no puede conducirse a un saber pues el
conocimiento del testigo está condicionado por la fe de quien le escucha y por
definición, ésta fe no puede ser constitutiva de un saber, sino de una
creencia. Sin embargo, un testimonio
inintencional es un relato de algo sucedido, de una experiencia o –como escribe
Jose Attal (2012)- un testimonio “es el lugar mismo de la experiencia” donde el
testigo es tomado por el efecto del testimonio (objeto) y vuelca a otra cosa -¡¿Daniel
Paul Schreber pasa de un enfermo de nervios a un escritor a través del
testimonio que nos relata en sus memorias?!- pues, el testimonio bajo la manera de hablar de lo ocurrido de
una experiencia… de unas memorias, coloca al hablante en una posición en
donde transmite esa experiencia, ese objeto no es sabido porque nos lo dan a
saber (allí entraría al lugar la creencia), sino porque leímos acerca de él, “es
porque no pretendieron decirnos la verdad, que pudieron hacérnosla saber” escribe Stéphane Chauvier (2005),
en tanto que si pretenden decirnos la verdad, estamos condenados a creerla:
“Así, la
singularidad del objeto del testimonio hace que al testimoniar no revele
directamente una verdad a otro, sino que no hago más que darle la posibilidad
de encontrarse en la experiencia de esta verdad. Dicho de otro modo, el testigo
[el hablante, el escritor, el Dr. Schreber] no enseña, transmite una
experiencia y permite a los otros dejarse enseñar por esta experiencia.”
"Presidente Schreber"¿Prisionero del gran Otro -Dios-? por
Alberto Sladogna
Ninguno de los
conceptos de psico-patología - por lo mismo
y sobretodo en el juego implícito de las retrospectivas-
no debería ejercer el lugar de organizador.
Michel Foucault,Historia de la locura en la época clásica.
En Holanda las iglesias, lugares de una arquitectura particular, están siendo
transformadas en bibliotecas, en bares, en restaurantes, en discotecas. ¿A qué
se debe esta transformación? Ver las fotos y el vídeo al final de este
texto.Tomemos un trazo de estilo: las Iglesias eran construidas de
tal forma que cada quien al entrar en ella ve como sus ojos -su vista, su
mirada- son conducidos hacia lo alto, lugar donde la Iglesia Católica
Apostólica Romana ubicó -y ubica- a Dios a la luz que emana de él. Quizás la
experiencia holandesa permite hacer una pregunta :Si las Iglesias cierran, una
forma de ubicación de Dios se ha tranformado ¿En qué...?
Foucault
estableció con pertinenciaLas palabras y las cosas, es
decir, en cada época hay palabras, enunciados -"El domingo es el día en
Dios descansa"- y cosas que se dan a ver. Las Iglesias generarón
-quizás todavía generen- un régimen de la luz que proviene desde lo alto.
Todo lo que se hace en una época solo puede hacerse si sale a la luz. ¿Cuál es
la luz que surge con el siguiente vídeo y las fotografias que se muestran a
continuación? Las cosas visible por ser tales no pueden reducirse a un
significado, así como los elementos enunciados son irreductibles a tal o cual significante.
Recordemos lo que nos metieron a sangre, sudos y lagrimas en la escuela
primaria: aquí están las cosas y estas son las palabaras. Foucualt quizás
extrajo de esa experiencia el título deLas palabras y las cosas.
Lo
que se ve no reside en lo que se dice y viceversa.Son reciprócos, no hay un
registro que domine sobre el otro. En el psicoanálisis se presentó gracias a
Jung y a Freud, el despliegue de un teólogo especial, el Doctor en Derecho,
Daniel Paul Schreber. Sus formulaciones teológicas están editadas, en México se
cuenta con una ediciónMemorias de un enfermo de nervios (Ed.Sexto
Piso) extraordinaria crónica de la experiencia, que él vivió y que escribio
y que firmó como presidente de la Corte de Apelaciones de Dresde, Daniel Paul
Schreber.
Esa edición, así como otras en castellano y en otras lenguas, es víctima de un
prejuicio psquiátrico, psicológico y psicoanalítico ¿Cuál? El Dr.Schreber no
estaba enfermo de nada, el "enfermo" era Dios y el Dr. Schreber
dedicó una cantidad de años de su vida para reestablecer a Dios del malestar
que lo aquejó.
Una anécdota ilustra los malos entendidos con el Dr. Schreber, cuando Sexto
Piso inicó sus labores fui consultado sobre cómo hacer el tramite para adquirir
los derechos, esa comunicación abrió un terreno compartido. En efecto, trataban
de cobrarles una suma no solo abusiva, sino que además, así se ponía en riesgo
la edición misma. Si, ante la experiencia del Dr. Schreber hemos cometido en el
psicoanálisis una gran cantidad de abusos "psi..." encubiertos con
términos de psicopatología -Freud- o de un saber simbólico -Lacan- presentados
como "psicopatología" -la maldita forclusión -.
La edición mexicana en su segunda edición de este libro canónico incluye los
siguientes textos: «Nota sobre los lectores de Schreber», de Roberto Calasso;
«Observaciones psicoanalíticas de un caso de paranoia» de Sigmund Freud; «El
caso Schreber» de Elias Canetti.Subrayo los escritores captaron muy bien la
experiencia mística, teológica vivida y narrada por Schreber. Él veía como se
opacaba o se difuminaba o se apagaba la luz de Dios ¿Estaba debil Dios?.
¿Cuál
era el nudo de estos embrollos suscitados por la experiencia del Dr. Schreber?
Jean Allouch ha desplegado el tema en sus dos recientes textos -cito aquí uno
de ellos.:Schreber
Thélogien. L'ingérence divine II- ubica que su investigación debe mucho a
una actividad titulada:Schreber Président(ed.Fage,
col."Actifs",Lyon,Francia,2006). En esa actividad está presentado el
núcleo o hueso duro de roer que a muchos nos llevó, durante un tiempo ha
rechazar esa experiencia: El Dr.Schreber firmó susMemorias de mi malestar
nervioso, las firmo como Presidente del Tribunal, él no sufría por firmar.
Esa debilidad de Dios tiene efectos sobre la Iglesia. Aquí dos preguntas y las
respuestas de Leonardo Boff, teólogo, miembro notable de la Teología de la
liberación:
–Usted
dijo hace poco que Ratzinger se fue porque se dio cuenta de que ya no tenía
fuerzas para imponer el modelo de Iglesia que pretendía.
–Creo
que hay varias razones. Una más subjetiva y personal, que era recristianizar
Europa para, desde allí, irradiar al mundo; no resultó. A los europeos ya no
les interesa el cristianismo, lo tiene a sus espaldas. Los ayudó a crear la
cultura, las naciones, pero no es una fuente de inspiración, lo consideran muy
medieval, muy antimoderno, no tiene democracia ni Derechos Humanos. Lo otro es
que su proyecto de Iglesia –que yo lo escuché en clases con él, pero tiene su
origen en San Agustín– también fracasó. Él piensa que todos los seres nacen en
pecado original por la relación sexual que transmite la vida, por lo cual toda
la humanidad está condenada. Pero Dios tiene piedad y pone una célula a partir
de la cual todo se puede salvar. Esa célula que es como una pequeña iglesia.
–Pero
esa célula está totalmente podrida.
–Ahí
está el problema, que el Papa se da cuenta de que esa célula está llena de
ladrones, de homofóbicos, pederastas, el Banco Vaticano y todo eso. Ve que
había un cáncer con metástasis en el cuerpo eclesial de la curia y que
físicamente no tenía fuerzas. Ahí yo vi su dimensión ética, su gran humildad de
crear espacio para que venga otro y, a la vez, dar una bofetada a la curia
romana. Deja un relatorio de 300 páginas sobre todo lo que ocurre y otro vendrá
con más fuerza a curar eso.
Regresemo al tema y las cuestiones formuladas por el Dr. Schreber. Les
sugiero ver en youtube:Memoirs of my nervous ilness, http://youtu.be/2JB3tm8bJNEHemos
proyectado el filme en Buenos Aires,Argentina; en Querétaro, en Saltillo, en
fecha próxima en Guadalajara,en Morelia, en Monterrey Mexico. A ese filme anudo
un tema que el Dr. Schreber sufrió en carne propia, en la carne de su
testimonio se trata de esta ocurrencia:
Cuando se habla a Dios, eso se llama plegaria, cuando
Dios les habla [a usted], eso se llama
esquizofrenia.(Zvi Lothane,Schreber et la paranoia, 1996)
Aquí
los vídeos y las fotografías que muestran y enuncian cuestiones relativa a Dios
en estos tiempos ¿sin luz de Dios?
Un día como hoy (6 de mayo) de 1856, nacería el que después se convertiría en el inventor del Psicoanálisis. A 157 años de su nacimiento y 74 de su muerte, S. Freud sigue dándonos de que hablar. No solamente inventó algo que revolucionaría la atención en salud mental de su época, sino que también fue el autor de una extensa obra literaria que aún hoy en día sigue causando polémica, abriendo debates y atrapando a sus lectores con sus idas y vueltas. Sin duda alguna, una de las mejores formas de recordar su legado y de permitir que éste siga vigente es seguir cuestionándolo. Más que una teoría acabada y cerrada, la obra de Freud, nos permite leer y releer cada texto como si fuera la primera vez. Continuar abriendo interrogantes y cuestionamientos más que cerrando respuestas y conclusiones permite que cada uno de los textos sigan teniendo vida más allá de la muerte de su autor.
“Nadie puede
dudar de que las cosas recaen,
un señor se enferma y de golpe un miércoles recae
un lápiz en la mesa recae seguido
las mujeres, cómo recaen
teóricamente a nada o a nadie se le ocurriría recaer
pero lo mismo está sujeto
sobre todo porque recae sin conciencia
recae como si nunca antes”
(Fragmento extraído de
“Me caigo y me
levanto”
Julio Cortázar)
En el cuento aludido,J.
Cortázarhará mención de aquello que nos
ocurre en la vida, en donde sin saberlo
ni controlarlo,repetimos los mismos
actos, caemos en las mismas trampas en las que una vez habíamos caído, se recae sin conciencia, como si nunca antes
se hubiera ya caído.
Estarepetición que menciona
Cortázar en su cuento, podríamos decir que es lo que Freud llamó neurosis de destino. Ese sesgo demoníaco
que nos hace caer y re-caer en los laberintos que un día ya nos habían
atrapado. ¿Porqué el ser humano es presa de ésta trampa? ¿Porqué volvemos a caer una y otra vez?
La repetición en tanto tal, no siempre es sufriente, ¿por algo será que repetimos?
Como en el vídeo, algo del deseo es mostrado en la repetición, algo del sujeto está puesto en juego y seguramente también algo de un poco de goce.
Un sujeto que ama y que solamente quiere volver al lugar de su amada, encontrando que no siempre es el mismo lugar al que se vuelve, probablemente espera construir algo nuevo con ese encuentro. En éste sentido, la repetición también nos muestra la novedad, lo distinto pues entre una y otra cosa algo aparecerá que hará cambiar la inercia repetitiva.
Cuando una mujer dice: ¡no entiendo porque siempre me consigo hombres que me engañan!
El engaño puede ser un factor en común entre los hombres que ella se consigue, ¡pero no son los mismos hombres! y probablemente no es engañada de la misma forma con las mismas amantes.
En éste sentido al repetir, dar una vuelta más sobre el objeto, siempre queda un resto, algo inhaprensible que separará una repetición de la otra y que hará que no sean la misma cosa. Y es ésto mismo lo que nos condenará a seguir repitiendo ese: pero no era eso.
Ahora bien, no es raro encontrar que las personas llegan a nuestro consultorios preguntándose por esa repetición que ahora les ha hecho signo de algún malestar. Como analistas, es mediante el manejo de la transferencia o el amor (¡¿transamor!?) que podemos dar una vuelta nueva frente a la repetición. Lacan ya lo puntuaba: ¡La transferencia no es la repetición!
La
transferenciapermite el despliegue de
la repetición, la moviliza, en tanto
pone en juego la pulsión y sus modos de satisfacción paradójicos (el goce). Se
ofrece como una forma de intervención frente aesa neurosis de destinoque ha descrito J. Cortázar en su cuento,
pues “la repetición verifica, reitera en
cierto modo una especie de callejón sin salida propio de la estructura del
sujeto, traducido, en el plano de los fenómenos, por un no es eso: el encuentro
no se produce pero, para un sujeto, siempre fracasa de la misma manera” (Soler, 2010).
Cuando
un paciente llega a sesión con la queja de aquello que le acontece y que le ha
acontecido a lo largo de su vida preguntándose ¿por qué caigo siempre en la
misma trampa? Es por medio del manejo de la transferencia que se podrá intentar
hacer algo nuevo, algo distinto.El
psicoanálisis no “curará” la repetición pues ésta se inscribe como necesaria en
tanto obedece a la estructura misma del sujeto, sin embargo puede cambiar algo de las inercias de la
repetición y de esta forma se buscará que al menos, no haya tanto sufrimiento
al respecto, apostando por el deseo, deseo que en esa misma repetición se hadesplegado.
Éste y otros temas han sido desplegados y discutidos a partir de los encuentros realizados los días jueves en ¡Un café con Lacan! En éste sentido, pretendo que el presente escrito solamente sea una (re)PETICIÓN al diálogo, a la discusión, a abrir interrogantes a leer y re-leer todas las veces que sea necesario, pues en cada una de las re-lecturas seguramente algo nuevo surgirá que nos permitirá, simplemente, continuar interrogándonos.