GUERRA EN EL ANÁLISIS
mutaciones, temporalidades e historia
“Pero apenas percibidas y reconocidas, esas
zonas catastróficas se actualizan de inmediato en el trabajo transferencial. Es
la guerra en el análisis, sin metáfora”
Davoine y Gaudilliere (2011)
Sin metáfora, se
presenta, se muestra, llamando a una inscripción posible dentro de ese
encuentro en la experiencia analítica. Una guerra, no jugada como personajes de ese gran teatro llamado inconsciente, en
el que vendríamos a ser diferentes actores según el libreto que su novela
edípica pusiera en juego, metafóricamente. Esta es una guerra jugada en el
encuentro, que permitirá ir poniendo texto a aquello que quedó absolutamente
por fuera de la historia, entendida esta como lo contado y transmisible, pues
el sujeto quedó enfrentado a la imposibilidad de que lo catastrófico fuese
novelado, dada la caída del libreto referencial.
Nombrar este
tipo de clínica, como del trauma o de lo traumático, se hace particularmente
complejo, principalmente por la posible cristalización en el lugar de víctima y
una significación a priori que se da al hecho en si, que lo define como tal,
conceptualizando el trauma en la línea del sentido, como lo calificativo de ese
hecho, desde una lógica causa-efecto. Pareciera que la discusión, frente a
hechos catastróficos para la humanidad, se moviliza si no se centra el
trauma como hecho/causa, de ese sujeto paralizado en el lugar de víctima, y en
una especie de para todos, efectos
devastadores masivos desde una
significación a priori que corre el riesgo de dejar por fuera la singularidad
de esa experiencia. Justamente ahí es donde, la concepción de trauma, el cómo
se le aborde, diferenciará a mi parecer, la clínica de este tipo de acontecimientos.
Particularmente,
las interrogantes respecto a esta temática fueron articulándose desde el
trabajo en un centro de atención a víctimas de delitos violentos, en el marco
institucional de la secretaría de seguridad pública de Chile. La pregunta
respecto al quehacer analítico frente a este tipo de clínica, siendo el punto
desde el que mayormente se cuestionaba desde el equipo, el tratarse de hechos
en donde la realidad está tan presente y de forma tan avasalladora… qué tenía
para decir y hacer ahí el psicoanálisis.
Especie de
incompatibilidad en la que quedaba lo psicoanalítico y la realidad, éste
respecto a las tragedias históricas en la vida de un sujeto. Cuestionamiento del quehacer analítico y el posicionamientos ético
respecto a la apuesta que hacemos o no de un sujeto ahí, en términos de producción. Desde las implicancias de
un sujeto efecto que emerge en el encuentro analítico, en ese espacio en donde
actualizará las marcas posibilitando alguna inscripción de eso que quedó fuera,
o movimientos en lo que ha construido como saber al lugar de una verdad.
Un primer
acercamiento a la incompatibilidad mencionada anteriormente, pareciera articularse
desde la posición y divulgación de un psicoanálisis que refiere todo a la
novela edípica, a los clichés, y desde ahí, a lo simbolizable desde ese texto.
Es interesante ahí mencionar, como al mismo Freud se le presentó como parte de
los principales obstáculos a su clínica, las neurosis de guerra, desde las que
conceptualizó la compulsión a la repetición, como ese más allá del principio
del placer, del inconsciente reprimido, de lo novelado articulable. Así es como vemos, ya desde los fundamentos
freudianos, algo que escapa a lo encadenado vía recuerdos encubridores, a que
hay algo que se presentifica en la experiencia, y que lleva al maniobrar,
manejo, como caminos de ese quehacer, “seguirá siendo imprescindible el psicoanálisis
practicado con arreglo al arte, no amortiguado, que no teme manejar y dominar
en bien del enfermo las más peligrosas mociones anímicas” (Freud, 1915, pág. 174)
A juicio de Freud, este era el mejor de la serie de trabajos que realizó sobre
técnica, como nos señala Strachey en su nota introductoria. Lo imprescindible de un psicoanálisis
practicado con arreglo al arte…convocándonos a una praxis creadora,
creativa en tanto encuentro con la singularidad de cada analizante, dejándonos
como técnica el manejar, maniobrar…hay algo de esa experiencia analítica ya
desde Freud que escapa a toda precisión técnica, o más bien la precisión es
justamente esa, crear ahí, en acto.
Desde este
punto, el maniobrar, ubico la conceptualización de trauma articulada a ese más
allá freudiano, en donde toma primacía para la situación traumática la vivencia
de desvalimiento frente a una acumulación, de origen interna o externa, que no
puede tramitar, la imposibilidad de tramitación, de inscripción. Desde este
aspecto, como refiere María Cristina Olivares (2013), en “Hacer lugar a la
memoria”, las pequeñas percepciones de la memoria traumática de la situación de
parto que vivió B., durante su secuestro y tortura en la dictadura argentina, su desnudez, la falta de abrigo para su bebé, aumentaba su
indefensión, ese desamparo radical, el hilflosigkeit freudiano, falta de Otro protector, Freud
habla de la pérdida del amor, lo que más radicalmente podemos ver como caída de
todo referente, que pueda decir algo sobre eso que arrasa.
No estamos
frente a una clínica tradicional, en la ilusión de que algo de ese orden
existiera, puesto que esta suspensión, este fuera de historia, es lo principal
puesto en juego en la clínica de lo traumático. Davoine, refiere al trabajo del
analista en este tipo de clínica como asistentes de investigación, cronista
responsable de una gesta silenciada, de esos pedazos de historia cercenados de
la transmisión, justamente apuntando a un inconsciente más allá de lo
reprimido, de lo articulable, “esos rasgos delinean situaciones en que los
conceptos teóricos sobre el sujeto, el deseo y su represión deben ceder ante
las características de otro campo: aquel donde Lacan ubica el retorno de lo
Real” (Pág. 76)
El quehacer analítico, frente
a hechos catastróficos, es en ese campo del retorno de lo real. Desde ahí es
que señalo lo de la clínica tradicional, del sujeto de la palabra como
ilusoria, en tanto real, simbólico e imaginario, no son sino anudados,
presentificandose por ende el más allá de lo articulable en todo analizante, y
desde ahí la contingencia de los encuentros de cada sesión, que ninguna sea
igual a otra y la singularidad de cada anudamiento, con sus posibles lapsus y
movimientos. Eso real que habilita una concepción de trauma como encuentro
fallido, causa azarosa y contingente, accidental, vaciando así su
conceptualización de sentido o significación del hecho en sí como definitorio
de lo traumático. Tal como lo señala Lacan en la sesión V del seminario sobre
los fundamentos del psicoanálisis (1964), lo real hay que buscarlo más allá de
lo representable, y la función de la tyche, de lo real como encuentro,
esencialmente fallido, ligado a lo que se presentó en la historia del
psicoanálisis como trauma, en tanto inasimilable.
Hechos
históricos que conmocionan y desbordan, desvalimiento, que marca, y qué hace el
sujeto, en tanto situación traumática que lo desborda, con eso es lo que
habilita en pensarlo desde ahí, desde lo real como imposible, indecible, pero
presentificado como llamado a…mostrado a otro que habilite cierto decir de
esto. Crear ahí, para esto me interesa revisar una parte del testimonio de
Suzanne Hommel, quien se analizó con Lacan, y es parte de un documental
realizado por el analista Gerard Miller:
“Un día en una
sesión, le hablo a Lacan de un sueño que hago, todas las mañanas a las 5 hrs. Y
le añado, es a las 5 hrs. que la Gestapo
venía a tomar a los judíos a las casas… En ese momento, Lacan se lanzó como una
flecha de su sillón hacia mi, y me hace una caricia extremadamente dulce sobre
mi mejilla…Comprendí gest á peau un gesto cariñoso…un gesto cariñoso, un extraordinario gesto cariñoso.
Esa sorpresa que recibí no había
disminuido mi dolor, pero dejaba hacer otra cosa. La prueba es que 40 años
después, cuando recuerdo ese gesto, lo puedo sentir en mi mejilla. Ese gesto es
un llamado a la humanidad, algo como eso”
Tomando este fragmento, desde el artículo
compartido por el analista Alberto Sladogna (2014), con ese gesto, ese crear
ahí, hace con eso, con esa marca histórica desde la singularidad de Suzanne. Es
interesante lo señalado por Sladogna, quien postula este acto como una mutación, en tanto es tomar apoyo en lo
traumático y con eso, solo con eso hacer. "Lacan no dice, hace un gesto, ese gesto no borro el dolor, solo que Suzanne quedó
con una mutación ante el dolor que ella sigue y seguirá viviendo. Las mutaciones
no borran sino mutan, pasan a otra cosa con un material no discursivo".
Un hacer ahí,
con lo remarcadamente crudo que pone esa mostración, desde la captura de un
trauma siempre actual, en tanto detención del tiempo, esa guerra puesta ahí…
Actualización habilitada en la experiencia subjetiva del análisis, que tiene
que ver con la posibilidad de poner en juego ese sujeto efecto, apostando
éticamente a esto, por más borramiento, arrasamiento, y anulación haya marcado
su historia, haya cercenado su historia. Una invitación a esa experiencia
subjetiva vía análisis, el poder abrirse a las preguntas que movilicen la
cristalización del lugar de víctima del horror, como marca, siguiendo el caso
B., primero como entrar dentro de eso campo del trauma, como entrar con ella,
apostando a cernir, a hacer algo con ese dolor petrificado; como ese gesto, la
caricia, que muta el dolor, no lo borra, pero moviliza su petrificación.
Habilitar un entre; “recordemos que un psicoanálisis es posibilitador de un
entre, de la construcción de cierta distancia psíquica necesaria a este trauma
histórico que le posibilite hacer de esto algo memorable, ya transmisible”
(2013, Pág. 5)
Así, el quehacer
analítico en el campo del trauma, pareciera justamente tener que ver con que de
la realidad del hecho abordamos desde lo real de ese encuentro, ese más allá de
la palabra y el espejo; desde un estar ahí, en esa zona, ese campo, apostando a
una experiencia subjetiva, que singularice y ubique ese entre, permitiendo así hacer algo con eso. Siguiendo a Davoine y
Gaudilliere, refiriendo que los casos de traumatismo son un desafío a la
clínica, en tanto el sujeto de la palabra no se ha constituido “es evidente que
volver a ubicarse en la historia no se reduce a una cuestión de adaptación o
conformismo social: es la condición de la
emergencia del sujeto del deseo (…) La apuesta es, pues, la génesis del
sujeto” (2011, Pág. 103).
Esto último me
parece es la diferencia crucial respecto al trabajo desde lineamientos que se
sostienen en el marco de políticas públicas vinculadas por ejemplo al trabajo
con delitos violentos, contextualizado a la implementación de este programa en
Chile, desde un modelo de técnicas psicológicas. Si bien es un amparo legal, el
planeamiento de este dispositivo, público y gratuito para toda persona que ha
experienciado una vivencia delictual violenta, el no caer en un para todos es
justamente diferenciar desde el encuentro como apuesta a la emergencia de esa
máxima singularidad, que es la emergencia del sujeto del deseo. Así, abrimos un
poco un margen más amplio, ese entre, espacio entre delito como por ejemplo
violación, efectos y lineamientos de tratamiento, saliéndonos de las técnicas
frente a lo que ese trauma diría si lo trabajo desde una significación a
priori.
Convocar, hacer
partícipe, no sin ser parte de esa investigación, adentrándonos a ese campo,
pero con la mira a convocar a la emergencia del sujeto del deseo. Punto a mi
parecer, muy diferente a la concepción de “víctima de”, que no quiere decir
desconocer el horror, pero hacer algo con eso y no seguir petrificándolo.
Referencias
Davoine F.,
Gaudilliere J. (2011). Historia y Trauma,
la locura de las guerras. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Freud, S. (1915 (2008)). Puntualizaciones sobre el amor de
transferencia. En Obras completas tomo XII. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1926 (2008)). Inhibición, síntoma y angustia. En Obras
completas tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu.
Lacan, J. (1964(2007)). Seminario 11, Los cuatro conceptos
fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.
Olivares, M. (2013). Hacer lugar a la memoria. Material
cátedra incidencia del discurso analítico en dispositivos públicos.