El 8 de marzo es conocido como el día de la mujer, mujer trabajadora
dirán algunos, ya que hace referencia
a los hechos que sucedieron en el año de 1908. Fecha en la que murieron
calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York,
en un incendio provocado ante la negativa de las trabajadoras de abandonar la
protesta que llevaban a cabo por los bajos salarios y las infames condiciones
de trabajo que padecían.
En muchos países el 8 de marzo las mujeres recibimos regalos, tarjetas,
flores, chocolates, condecoraciones y muchas felicitaciones de nuestras
compañeras mujeres y de algunos hombres, simplemente por ser mujeres.
Sin embargo, ¿qué es ser mujer? Una pregunta de difícil respuesta,
especialmente en la actualidad. Antes las cosas parecían ser más claras. Mi
abuela me ha contado una y otra vez que “Las mujeres nos quedábamos en casa a
cuidar a nuestros hijos, yo ayudaba trabajando, bordaba para afuera, pero siempre a escondidas, siempre desde casa;
porque sino mi marido se enojaba”.
El rol de la mujer actual ha cambiado, ahora las mujeres salimos de
casa, trabajamos jornadas completas, manejamos, usamos pantalones, tenemos
cargos en las empresas, somos deportistas, médicas, maestras, ingenieras, estudiantes,
psicólogas, secretarias, actrices, cantantes, presidentas, en fin… Las mujeres
hemos tomado un papel activo en la sociedad, el papel que queremos, donde a pesar de que sigue
siendo un tema difícil, se nos ha reconocido.
Las características que podrían definir a
una mujer tampoco son claras pues
encontramos mujeres a quienes les gusta trabajar y quienes prefieren no
hacerlo, a las que se apasionan por sus hijos y quienes prefieren no tenerlos, mujeres
que se casan o que son solteras por toda la vida, que cuidan una casa o que prefieren vagar por el mundo,
que no les gusta cocinar pero si les gustan las carreras de autos, que aman las
flores tanto como escalar hasta la punta de una montaña, que sufren por amor
pero también sufren por la economía...
Definir el rol de LA mujer por comparación con el del hombre parece
también un imposible. Encontramos hombres que tienen hijos sin mujeres, que
barren la casa y preparan el desayuno por la mañana, que caminan por la plaza
con una carreola, que no trabajan, que les gusta comprarse cremas para la
prevención de las arrugas, que lloran en el cine, que les gustan las canciones
de Adele y no les gusta el futbol, que comen helado de frutilla después de un
asado o que no comen carne… hombres
bailarines, peluqueros, enfermeros, secretarios, psicólogos, maestros,
costureros, cocineros…en fin, parece que
existen tantas formas de ser hombre y/o mujer como personas en el mundo.
Al final de cuentas ¿qué nos hace ser mujer? ¿Hay alguna identidad que
haga a LA mujer?
Lacan nos dirá que LA mujer no existe, no existe ni existió
verdaderamente nunca porque hombre y mujer no son más que significantes, elementos
que dependen del registro simbólico y ligados al uso corriente del lenguaje.
Masculino y femenino son posiciones ante
el goce que nada tienen que ver con la dotación peneana o vaginal. LA mujer no existe porque no hay una sola
forma de ser o estar como mujer, porque
cada una construye su manera en el mundo y porque ser mujer va más allá de
destinos establecidos, de la biología,
de los datos que proporciona la genética o de los ciclos hormonales. La actualidad es una muestra clara de ello:
hay transexuales, homosexuales, travestis, mujeres que se piensan hombres y
hombres que se sienten mujeres.
El sujeto no es masculino ni
femenino, es un efecto significante, ubicable en una red significante, cultural
e histórico por ende. LA mujer
no existe, y el hombre (ese portador de
potencia y poder, dotado de los órganos de la generación, ese padre ideal que
puede conducir familias y países)… es sólo una ilusión.
Por lo tanto, podemos pensar que existen los hombres y las mujeres, pero en cada caso particular cada uno asumirá éste
significante a su manera. El ser o no
ser mujer será cuestión de nombrarse
como tal.
Mi propuesta no es dejar de reconocer los logros que a lo largo de la
historia las mujeres han alcanzado, me parece que es necesario continuar por la
lucha de los derechos de las mujeres tanto como los de los hombres por que creo
firmemente que la igualdad entre ambos debería ser una cuestión de ley.
A mi modo de ver, los chocolates, los regalos, las flores, las
felicitaciones que se den y se reciban éste 8 de marzo deberían de reconocer el
esfuerzo, la lucha, el trabajo, de cada
una en su singularidad. Pues cada mujer, una por una, a su forma y utilizando
sus propios recursos, tiene el poder de
luchar por lo que le corresponde, apostar por su deseo y por lo que piense que
hará de su vida y de las personas que la rodean, una vida más feliz.
Natalia Sladogna
natalia.sladogna@gmail.com
En cada caso particular puede existir una mujer, así mi madre y mi hija son mi mejor ejemplo. Felicidades
ResponderEliminarAsí es, en cada caso puede existir una mujer que merezca ser felicitada por sus logros. No por ser LA mujer, sino por ser una con sus defectos y virtudes.
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