martes, 4 de diciembre de 2012

Psicoanálisis y literatura, una ventana por donde mirar.




“Ahora bien, los poetas son unos aliados valiosísimos y su testimonio
ha de estimarse en mucho, pues suelen saber de una multitud de cosas
entre cielo y tierra con cuya existencia ni sueña nuestra sabiduría académica"

“El delirio y los sueños en la <<Gradiva>> de W. Jensen”
S. Freud



Uno de los pilares de donde se sostiene el psicoanálisis es la literatura. “El delirio y los sueños en la <<Gradiva>> de W. Jensen” es un librito de Freud en donde da cuenta de cómo los llamados neuróticos, también deliran –vale decir, tocan sus propias armonías con una lira- y como los libros producen sueños. Freud se deja tomar por la novela “Gradiva” y la escucha, se deja enseñar para luego mostrar.

En la historia del psicoanálisis, se han realizado diversas formas de articular literatura y psicoanálisis, se han producido diversas posiciones y hasta aplicaciones de conceptos para interpretar a los autores. Pero Freud es claro, los escritores son aliados y dan testimonio de las cosas de lo humano, inclusive inventan realidades (Para dar un ejemplo de ello basta con voltear a ver a los escritores de telenovelas mexicanas que inventan historias, crearon una imagen presidencial que basados en las telenovelas tuvieron efectos en la realidad: un actual presidente de México).

El testimonio de los escritores está en sus letras, no en las vidas de los escritores aunque de vez en vez nos valgamos de ellas para dar sentido a alguna huella, para ello es necesario una disyunción: el escritor no es la persona del escritor. El saber del cual nos valemos es el saber literario jugado en las letras del escritor. ¿Cómo es esto?

Jacques Lacan nos da una pista: “Más superfluo resulta mi comentario sobre lo que hace Marguerite Duras al dar existencia de discurso a su criatura”[1] escribe Lacan en un homenaje a Marguerite Duras a su manera. Su comentario es más superfluo, si de por sí ya lo era al dedicarle algunas delicadas palabras, ahora lo es más. Pero si tomamos cuidado, leemos que al mismo tiempo que Lacan se hace ver tomado, cautivado, por Marguerite, también hace un acto, hace al decir: hace existir algo.

Hace existir un discurso, el discurso de Lol V. Stein, personaje principal de la novela “El arrebato de Lol V. Stein”. Lacan es arrebatado por Margarite Duras y hace de una de sus “criaturas” la lectura de un discurso, es decir, toma lo narrado en la novela que le sucede a Lol y lo lee de forma… podemos decir de forma analítica, dando consistencia a Lol y haciendo de su descripción un discurso.

Y no quiero sino tener una cita de Hannah Arendt; en su libro “La condición humana” ella nos dice al pasar que el discurso está siendo “entendido mas como medio de persuasión que como específica forma humana de contestar, replicar y sopesar lo que ocurría y se hacía”.

Entonces este dar existencia de discurso a un personaje de novela desde el psicoanálisis es leerlo como su manera de replicar y de contestar frente a lo que le ocurre y frente a lo que hace, que además –nos expresa Arendt- es una forma específica de lo humano.

Lacan crea de la narración de Lol un discurso, del cual a quien le interese lo puede encontrar. Ésta vez apunto a un trazo: dar consistencia de discurso a un personaje de novela, es escuchar lo que los personajes literarios tienen para decirnos, es nuestro querer escucharlos.

A través de esta ventana de Hacer del Decir iremos viendo estos y otros horizontes… escuchando lo que al abrir una ventana se deja escuchar…


Luis M. Lascano
luis.m.lascano@gmail.com



[1] Jacques Lacan, “Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein” en Los Otros escritos; Paidos 2012

1 comentario:

  1. y quién más puede decir la realidad, sino aquellos que hacen de su escritura una forma de ex-sistir, de poder ser (ser hablante, ser dicho).

    Unas buenas palabras que descubren el velo al decir.

    gracias por compartir.

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